Había olvidado cómo eran los colores del campo, sobretodo en la sierra misma, mis miedos al soroche me rondaban cada vez que recordaba mis viajes de infancia en compañía de mis padres por eso dejé de cruzar la franja costera, pero "chamba es chamba". Esta vez viajé sola, con mi videocámara a cuestas, una pequeña cámara fotográfica y muchos accesorios.
Los proyectos de Desarrollo para las ONG´s necesitan un registro gráfico y fílmico para luego procesarlos y tener productos sistematizados que expresen los avances y el impacto de las actividades realizadas, esto es lo que hago. Para salir del ámbito de La Libertad, me enviaron a Cajamarca, el lugar donde los Incas se iban de "vacaciones" y no es para menos con lo bonita que es, no la recordaba así de bella, sobretodo en los alrededores.
Según mi cronograma me recogerían a las 6am para dirigirnos hacia los alrededores de Cajabamba... una vez en la camioneta con mi equipo de trabajo enrumbamos hacia los criadores de cuyes, el paisaje bellísimo, la tierra matizada por varios tonos de rojos y sus verdes sembríos, después de ver miles de cuyes, comí cuycito con una sazón lugareña espléndida... llegué muerta a Cajamarca zzzzz
- Día 2 -
Esta vez la salida era a las 7am, el frio seco de la mañana se confundía con los rayos de sol, hoy tocaba visitar Magdalena, pueblo caracterizado por su producción de mango y uva. Este día sí que comí uvas, lo curioso de este lugar es que los agricultores tenían un pasado común y es que todos habían trabajado en una casa hacienda, que después de la Reforma Agraria la expropiaron; en la actualidad, ellos han formado una red donde los integra y encuentra también con aquellos que antes eran sus "patrones". Después de subidas, bajadas y caminatas cortas pero rápidas que me dejaban sin aliento, volvimos a la ciudad y llegamos hasta el mirador para admirar la ciudad cuando cae la tarde mientras unos niños jugan con sus cometas que se pierden en ese cielo de azul tan bello.
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