19.5.12

Una visita "Caleta"

Innumerables veces escuché de Caleta Colorada. La idea de pasar un día de invierno en una playa tan lejana nos hizo dudar al principio; sin embargo, los primeros rayos de sol auguraban un cálido paseo... y así fue.
No fue tan rápido como pensamos inicialmente.  Dos horas hasta Chimbote, y luego 30 minutos a la caleta para ver a los pescadores. Tan concentrados estaban en su faena que no atendían nuestro pedido de ser trasladadas. Al final apareció un pescador que se ofreció a llevarnos en una pequeña balsa. Bordeando el litoral pudímos sentir a Eolo en la fuerza que sólo tienen los vientos libres. Conforme avanzamos aparecieron gaviotas sobre el camino. Al llegar, sin  exagerar, pensamos que estábamos en un paraíso primordial y oculto. Toda la playa para nosotras, su arena, sus colores, y sus luces y sombras.  El verano llego y nosotras con él.
¡Toda la playa para nosotras!

Los pasos de la brisa.

Un lugareño amistoso.

12.2.12

El cóndor pasa

El vuelo del cóndor es tan majestuoso, elegante, imponente y sereno que no importa que sea un carroñero gris. Saber que no es fácil verlo y que por cientos de años ha sido fuente de inspiración de los antiguos peruanos nos genera la fuerte motivación que sentimos para verlos sorteando toda clase de escollos.
Madrugar desde las 4am y esperar bajo el frío para verlos parece descabellado, pero todo nos prepara para el misterio y la magia. El sol cuela sus primeros rayos entre nubes que se adelgazan para anunciarnos que el rey de los cielos andinos está aquí.