20.8.13

En una boda... con mi cámara.


Cuando una amiga muy querida me pidió tomar fotos en su boda, la idea me encantó.  Pensé en clasificar el tipo de imágenes que se pueden hacer para crear una historia sin caer en un registro aburrido.  Pensé en asistir a tantos matrimonios como fueran posibles, para recordar exactamente las partes más importantes de la celebración.  Lo que no tuve en cuenta fue que el tiempo voló, que me no fui a ninguna boda, y que no tenía la más remota idea de dónde sería,... más allá de una iglesia, claro.

München, llegué después de "algunas" horas de viaje: Trujillo - Lima - Sao Paulo - Frankfurt - Berlín - ¡München!.  Primera sorpresa, la boda sería en el campo.  Perfecto, vamos.  Estuve contenta con el clima, la luz era perfecta en la tarde.  Estuve en shock al ver que el día terminaba a las 9pm.  Teníamos luna llena y eso hacía hasta más romántico el lugar.  Escogí posibles ubicaciones para las fotos, anoté las palabras para guiar a los invitados al momento de hacer la foto familiar.  Todo estaba listo.

El día D llegó, no pude evitar que los nervios se inviten también.  Sin embargo, ayudó mucho la total franqueza en las expresiones de los novios, ellos estaban realmente pensando en la boda y no en cómo quieren salir en la foto, eso me dió más confianza y simplemente dejé que todo fluya con naturalidad... sin poses, ni pretenciones de eternizar expresiones de romanticismo y felicidad fingida.  Todo fue perfecto.

Durante la boda todo funcionó.  No usé flash, no me gusta usarlo tampoco fue necesario.  Es increíble cómo se puede participar en una boda a través del lente.  No sólo porque observar y estar atento a los detalles, sino porque además te dejas envolver por toda la atmósfera que además te sugiere componer de diversas maneras con los mismos protagonistas. Pasé la primera prueba.

El día anterior ya había marcado mis localizaciones y eso en verdad fue de mucha ayuda.  Los novios tenían la idea de subir al auto y conducir lentamente (felizmente fue realmente lento), mientras los invitados iban tras de ellos en medio del campo.  Segunda sorpresa, en ese momento recordé que yo era única fotógrafa.  A correr! Creo que fue la parte más divertida.  Aunque mi equipo fotográfico no era el mejor, pero mi ojo estaba en su mejor momento. Llegó la hora de la foto familiar, recordé perfectamente cómo decir un poco a la derecha (ein bisschen rechts), un poco a la izquierda (ein bisschen links), atrás (züruck) y... olvidé cómo decir adelante.  Felizmente las manos también hablan e intentaron pacientemente entender lo que quería hacer.


Entre cantos, juegos, bailes, discursos, comidas y bebidas... todo transcurrió amena y fraternamente.  Tuve que usar el flash sin dudas, la noche lo exigía.  Voces en alemán y espaniol, bailes de a uno, de a dos, de a tres, cuatro... qué más da.  Todos celebraban la unión de dos familias, el nacimiento de una nueva.  Esa alegría no siempre se puede ver en una foto, pero para recordar algunos episodios siempre será bueno abrir este álbum, que nunca pretendió ser profesional pero cada imagen lleva inscrito los mayores deseos de felicidad y a su vez, la emoción de una fotógrafa de bodas... por un día.


No hay comentarios.: