1.9.13

Doce girasoles...

Tres, cinco, doce, quince... Van Gogh muestra el ciclo de la vida con sus girasoles, me pregunto qué habrá pensado entre cada cuadro de esta serie.  Tanta energía y fuerza sobre la tela, y ese temperamento tan fuerte que sólo dejaba acariciar con los detalles sutiles de sus pinceladas.  Jugó con los amarillos, jugó con los colores de la tarde, era su casa para su amigo querido.
Qué alegría la mía recorrer con la mirada estos trazos, qué alegría la mía transportarme por instantes a Arlés y respirar la historia de una imagen sencilla e impactante.

30.8.13

Una pausa en el Jardín Inglés

Almorzar en el Biergarten, al pie del Chinesischen Turm en el Englischen Garten te puede llevar a observar una serie de detalles que hacen de este lugar único.  Muchos turistas y lugareños llegan después de caminar muy relajadamente en el laberinto de senderos que no advierten por dónde van tus pasos.  Es agosto y aún es verano, algunas nubes van y vienen indecisas; sin embargo, eso no parece cambiar el ánimo de los visitantes. 
Enormes vasos de cerveza son infaltables sobre las mesas verdes, hoy casi vacías por ser miércoles.  Es hora del almuerzo y la pausa es perfecta no sólo para disfrutar algo de la comida típica de München sino también para observar cómo transcurren los minutos para cada visitante.  Esta tarde, voces en alemán, chino, inglés y hasta español se mezclan en el mismo lugar.  Claro está, todos vienen por el mismo motivo, pueden tomar hasta las mismas fotos pero cada uno se lleva su propia experiencia.




20.8.13

En una boda... con mi cámara.


Cuando una amiga muy querida me pidió tomar fotos en su boda, la idea me encantó.  Pensé en clasificar el tipo de imágenes que se pueden hacer para crear una historia sin caer en un registro aburrido.  Pensé en asistir a tantos matrimonios como fueran posibles, para recordar exactamente las partes más importantes de la celebración.  Lo que no tuve en cuenta fue que el tiempo voló, que me no fui a ninguna boda, y que no tenía la más remota idea de dónde sería,... más allá de una iglesia, claro.

München, llegué después de "algunas" horas de viaje: Trujillo - Lima - Sao Paulo - Frankfurt - Berlín - ¡München!.  Primera sorpresa, la boda sería en el campo.  Perfecto, vamos.  Estuve contenta con el clima, la luz era perfecta en la tarde.  Estuve en shock al ver que el día terminaba a las 9pm.  Teníamos luna llena y eso hacía hasta más romántico el lugar.  Escogí posibles ubicaciones para las fotos, anoté las palabras para guiar a los invitados al momento de hacer la foto familiar.  Todo estaba listo.

El día D llegó, no pude evitar que los nervios se inviten también.  Sin embargo, ayudó mucho la total franqueza en las expresiones de los novios, ellos estaban realmente pensando en la boda y no en cómo quieren salir en la foto, eso me dió más confianza y simplemente dejé que todo fluya con naturalidad... sin poses, ni pretenciones de eternizar expresiones de romanticismo y felicidad fingida.  Todo fue perfecto.

Durante la boda todo funcionó.  No usé flash, no me gusta usarlo tampoco fue necesario.  Es increíble cómo se puede participar en una boda a través del lente.  No sólo porque observar y estar atento a los detalles, sino porque además te dejas envolver por toda la atmósfera que además te sugiere componer de diversas maneras con los mismos protagonistas. Pasé la primera prueba.

El día anterior ya había marcado mis localizaciones y eso en verdad fue de mucha ayuda.  Los novios tenían la idea de subir al auto y conducir lentamente (felizmente fue realmente lento), mientras los invitados iban tras de ellos en medio del campo.  Segunda sorpresa, en ese momento recordé que yo era única fotógrafa.  A correr! Creo que fue la parte más divertida.  Aunque mi equipo fotográfico no era el mejor, pero mi ojo estaba en su mejor momento. Llegó la hora de la foto familiar, recordé perfectamente cómo decir un poco a la derecha (ein bisschen rechts), un poco a la izquierda (ein bisschen links), atrás (züruck) y... olvidé cómo decir adelante.  Felizmente las manos también hablan e intentaron pacientemente entender lo que quería hacer.


Entre cantos, juegos, bailes, discursos, comidas y bebidas... todo transcurrió amena y fraternamente.  Tuve que usar el flash sin dudas, la noche lo exigía.  Voces en alemán y espaniol, bailes de a uno, de a dos, de a tres, cuatro... qué más da.  Todos celebraban la unión de dos familias, el nacimiento de una nueva.  Esa alegría no siempre se puede ver en una foto, pero para recordar algunos episodios siempre será bueno abrir este álbum, que nunca pretendió ser profesional pero cada imagen lleva inscrito los mayores deseos de felicidad y a su vez, la emoción de una fotógrafa de bodas... por un día.


10.3.13

La calle Palacio...

Tal vez una calle aburrida y gris; pero pensar en el perímetro del Palacio de Gobierno del Perú podría traernos a la mente muros inexpugnables y grises, viejas intrigas, militares dando vueltas con sus ojos ávidos de elementos "sospechosos", escrutando entre la gente presurosa... Pero la vida, pese a todo, fluye a pie firme, en carro, en bicicleta, entre apremios y pausas. Cuando uno observa calles como estas, te haces invisible, sientes las emociones de los personajes al pasar y disfrutas la obra que no tiene principio ni final.