Recuerdo la imagen del perrito que espera eternamente a su dueño en las caricaturas de "Bugs Bunny" o los "Looney Toones", siempre lo vi tan conmovedor pero no pensé que vería un caso relativamente semejante. Se trata de Quino. Él es un fox terrier, cachorro aún y el engreido de mi madre, juguetón y cariñoso hasta el hartazgo pero siempre lindo. Mi mamá siempre está de un lado a otro, viajando a ver a sus hijitas o de paseo, pero siempre atenta a las necesidades de su cachorro que la esperará mirando desde el patio hacia el portón jugando con su colorido balón con cascabel, él ya ha soportado estas ausencias con mucha hidalguía y hasta comprensión.
Dos días, tres días, hasta una semana y Quino siempre atento al portón pero mamá estará fuera un mes y él no lo sabe aún, sólo en su ausencia no siente su perfume, ni oye su canto en la mañana ni sus pasos en la casa, la cocina está fría y su plato sin cariño, su chompa es la misma que hace dos semanas y nadie lo llama para jugar.
¿Oli donde estás? dice en su aullido, pero las estrellas no responden y el cielo mantiene su silencio, porque sabe que en sus vientos llegará pronto con más cariño que siempre y con más alegría para la vida... Ya llegas mamá?